La Bodega Les Mules recupera el latido del vino artesanal

Es la primera bodega artesanal que abre las puertas en Benlloc. Conserva el latido que tenía en épocas pasadas, cuando era el abuelo de Jesús el que conducía el negocio que, en aquel tiempo, elaboraba vino para consumo familiar. Ahora, más de tres décadas después, él mismo ha resucitado la llama que quedaba en el lagar que aún conserva.

La Bodega Les Mules ha recuperado una forma tradicional de elaborar vino en el cual, por encima de todo, predomina el carácter artesanal que se le transmite. La iniciativa la ha llevado a cabo, Jesús Andreu, que cómo él mismo explica es "un agricultor, un viticultor, desde que era pequeño, y que resalta que "con este proyecto puedo seguir haciendo lo que me gusta, trabajar y vivir de la viña".

Les Mules forma parte de este grupo de bodegas que no tienen la aspiración de producir miles y miles de litros de vino. El reto es conseguir 10.000 litros al año de un "vino artesanal que sea lo más natural y casero posible", asegura Jesús Andreu, quien señala que durante todo el proceso, tanto en la viña como en la bodega sólo utiliza productos admitidos por la legislación para que el vino sea considerado como artesanal. Incide en que utiliza levaduras naturales y remarca que todo los trabajos los hace él "con la ayuda de familia y amigos, desde labrar las fincas hasta podar y recoger la uva".

Cuenta con 5 hectáreas de viña en el término de Benlloc en el que tiene plantadas varias variedades de uva. Desde las más autóctonas como son la garnacha y el monastrell, hasta otras que no tienen tanta tradición en el territorio como el syrah, el Cabernet Sauvignon, el Merlot o el tempranillo. Unas viñedos que le han dado la posibilidad de sacar este año su primer vino en el mercado. Serán un rosado y un tinto que quiere llegar a presentar a la Muestra de Benlloc, a finales de marzo.

De momento, Les Mules es la única bodega que cuenta con todos los permisos para abrir en Benlloc con la característica de ser artesanal, pero ya hay más viticultores que se han animado a emprender este camino en la localidad. "Ojalá hubiera 20 más como el mío", afirma Jesús Andreu, que considera que sería beneficioso para todos, "puesto que se podrían diseñar diferentes circuitos e itinerarios para que los amantes del vino los pudieran visitar". No obstante, el viticultor de Benlloc cree que ahora ya es tarde para que se pongan en marcha muchas más iniciativas de este tipo, porque mucha gente ha salido de los pueblos y será muy complicado recuperar la fuerte tradición vitivinícola que existía".

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