La viabilidad de las explotaciones ganaderas siempre ha sido complicada. Los fuertes gastos y los bajos precios de venta del producto siempre han supuesto una dificultad para los propietarios. Un ejemplo de transformación de la explotación es el de Marta Paulo, una ganadera de Eslida que en 2021 se planteó dejar el negocio. “Era imposible, en las condiciones que existían, la viabilidad de la explotación, ya que pagaban el litro de leche por debajo del coste de producción y además los plazos de pago eran muy largos. Según mis cálculos, el precio de la leche de cabra debería pagarse a 1,40 euros y creo que no llega al euro”, explica.
La solución fue reinventarse. Decidió continuar, pero con cambios. Redujo en 300 el número de cabras y pasó de 450 a 100 de la explotación ganadera, dejó de vender leche y decidió abrir una quesería con la que aprovechar la producción de leche de su rebaño. Así nació La Caseta de Espadán, ubicada en Eslida y que en ese momento gestiona con su hijo Josep Manzana, después de que su marido se jubilara. Es un ejemplo de innovación.
Su hijo le dijo que quería continuar su negocio familiar y Marta tuvo claro el cambio de línea de trabajo del negocio. La familia adecuó la masía y la transformó en un obrador de quesos y en una pequeña tienda donde vende sus productos. "Todos ellos están elaborados de forma artesanal y con una leche que proviene de cabras que cada día salen a pastar por la Sierra de Espadán", recalca. Las cabras producen 200 litros de leche que son los que se utilizan para elaborar los distintos tipos de queso que ofrece la firma de Eslida: fresco, curado y semicurado.
Desde el punto de vista gastronómico, Marta explica que “el hecho de que las cabras salgan cada día a pastar hace que el sabor del queso también tenga unos matices diferentes cada día, que dependen del tipo de forraje que comen”, lo que le da una característica peculiar en los productos de La Caseta de Espadán.
Los quesos de Eslida ya empiezan a ser conocidos por distintos lugares de la Comunitat Valenciana. Sus quesos están distribuidos en algunas tiendas de pueblos del interior como Aín, Artana o Morella, y en establecimientos de Onda, Villarreal, Castellón, y en Alfara y Eliana en la provincia de Valencia. “Estamos vendiendo toda la producción que elaboramos, mucha en las ferias a las que vamos y también en la tienda que tenemos, ya que mucha gente se acerca a comprar”.
“El cambio ha sido para bien”, dice Marta, que explica también que continuar con el negocio ayuda a mantener una parte de la tradición ganadera de la zona y también contribuye a mantener limpios los bosques de la Sierra de Espadán .





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